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La voz de Amancio

Estoy dispuesta a partir hacia Haiti a brindar mi ayuda solidaria

Languidecía la tarde y la noche comenzaba a descorrer su velo, en Amancio una familia como de costumbre se informaba en la Mesa Redonda Informativa, espacio que se trasmite cada día y que fue interrumpido para dar la trágica noticia del sismo en Haití.
Hubo un silencio total y la confusión y el desconcierto de las primeras noticias en las que aún no se conocía sobre la magnitud de los daños en la hermana nación Caribeña.
Más tarde se hablaba del desastre y entre los Salvador Blanco, la congoja y la desesperación por no tener noticias de familiares cercanos residentes en la capital haitiana.
El miedo de haber perdido a sus seres más queridos los inundaba, así como ver las desgarradoras imágenes que mostraban un pueblo en ruinas clamando por ayuda.
Adriana Salvador Blanco, con la voz un poco entrecortada por la consternación que la embarga, pero mucho más reconfortada hoy puede hablar porque ya sabe que su hermano junto a su familia se encuentran bien ninguno fue dañado pero no puede dejar de sentir pena por los miles de haitianos muertos, mutilados, por los niños huérfanos, por los que aún desandan las calles buscando algún vestigio de pertenencias o parientes vivos.
Adriana, es testigo del inmenso amor que se siente en la nación Antillana por Cuba y Fidel, pues hace solo unos pocos meses estuvo allí de visita y a cada paso sintió el calor de los haitianos que reconocían en ella la esencia humanista de nuestro pueblo.
Esta mujer de ébano cuenta que tiene dos primos que estudian en la Escuela Latinoamericana de Medicina, ELAM, quienes partieron en el primer contingente de ayuda solidaria para poner en práctica lo que aprendieron en nuestro país y ayudar a sus compatriotas.
Por ello no puede dejar de sentir orgullo  de ser cubana y  destaca la labor del personal médico que no descansan llevando un poco de alivio al dolor ante la muerte y la desesperanza.
Nunca hemos estado solos nuestra casa ha estado llena de muestras de apoyo de solidaridad de vecinos, amigos y conocidos que hasta en la calle me detienen para preguntar como esta mi familia, cosa que agradecemos desde lo más profundo de nuestros corazones.    
Haití se estremece de dolor, las fuerzas de la naturaleza se ensañan contra el país más pobre del hemisferio, sus hijos miran al cielo y claman buscando respuestas a sus interrogantes, por eso me expresa sin vacilar Yo no tengo ningún conocimiento en materia de salud pero estoy dispuesta a partir cuando sea necesario para brindar mi ayuda en lo que sea necesario.

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